El blog de una casa muy especial... en el corazón de la calle más famosa de Madrid

jueves, 20 de octubre de 2016

Galápagos y delfines en Hortaleza

En la calle de Hortaleza hay una fuente. Una fuente cuyo nombre todavía crea alguna que otra confusión, aunque bien es verdad que cada vez menos, ya que el equívoco viene de una historia que, poco a poco, se va olvidando.


La fuente se encuentra en la esquina con la calle de Santa Brígida, adosada al pequeño chaflán del edificio del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, que fuera durante muchos años sede de otro colegio, las Escuelas Pías de San Antón sin duda alguna el más famoso del barrio (en él estudiaron, entre otros, Víctor Hugo, Mala Estrella y Paquito). Allí estuvo antes un antiguo hospital de leprosos, regentado por los hermanos de San Antonio Abad.

Cuando hoy vemos la fuente, nos encontramos con un par de delfines pegados a la pared, con sus colas entrelazadas y enmarcadas por una gran concha marina, de cuyas bocas surgen sendos caños de agua (no potable, como advierte un cartel) que vierten en un vaso semicircular, de poca altura, cuyo perímetro no sobresale de lo que, en su día (hasta 1770), fue la aguda punta del edificio.
En el chaflán, de bella y elegante factura, puede verse en números romanos: MDCCLXXII (1772). Esta fecha es, en sí misma, uno de los motivos de la confusión antes mencionada.


Pero retrocedamos en el tiempo. 
En ese mismo lugar hubo otra fuente. Calculo que desde 1618, aproximadamente, cuando terminaron las obras del viaje de agua de la Castellana que parece ser era el que la abastecía. El viaje del Buen Suceso (inmediatamente anterior al de la Castellana) también pasaba por debajo de la calle de Hortaleza, pero iba más profundo. En cualquier caso, la fuente ya aparece dibujada (con el número 41) en el plano de Texeira (1656), en el que figura con el nombre de 'Fuente de las Recoxidas' (Recogidas), tomando su nombre del convento de Santa María Magdalena de la Penitencia (conocido vulgarmente como 'Recogidas'), sito en el actual número 88 de la calle, que ocupa la sede confederal de UGT. 
El convento fue construido hacia 1620 y, como la primitiva fuente, aparece perfectamente dibujado, en el plano de Texeira (con el número LV), bajo la denominación: 'Recogimiento de las Arrepentidas Fundose Año 1618'. Su historia es muy interesante, tanto que debe ser contada en otro lugar.


Plano de Texeira (1656)









Lógicamente, la iglesia de San Antón (en la esquina con la actual calle de la Farmacia, que en aquellos tiempos se llamaba de San Juan) no puede estar recogida en el plano de Texeira, ya que fue edificada, como iglesia del hospital de leprosos, en 1742 (obra de Pedro de Ribera, que poco tiene que ver con la que ahora existe). En el plano de Chalmandrier (1761) sí vemos con claridad tanto la fuente, como el convento y la iglesia:

Plano de Chalmandrier (1761)





Como es fácil de suponer, esta fuente (que era de considerables dimensiones) no tenía una función decorativa, sino que servía para abastecer de agua a la zona, por lo que debemos imaginar que fue un lugar de mucho trasiego en el barrio durante los más de ciento cincuenta años que allí permaneció en su estado original.

Madrid creció y se embelleció mucho en ese largo período, evolucionando las necesidades de una ciudad que, durante el reinado de Carlos III, fue modernizándose y mejorando en su estética y en su funcionalidad urbana. Así, en 1770, siendo Ventura Rodríguez desde 1764 maestro mayor de fuentes (fontanero mayor), proyecta la construcción de la fuente de los Galápagos, para sustituir a la primitiva.
El texto que acompaña al proyecto explica con claridad que "es preciso tomar el sitio de la esquina, propio de los PP. de S. Antonio Abad". De igual forma, deja constancia del mal estado de la fuente vieja y su arca principal, por lo que es necesario renovarlas. Por último, advierte Ventura Rodríguez que esta antigua construcción (la fuente y su arca principal) "embarazan al público el paso de ambas calles [Hortaleza y Santa Brígida], causando notable fealdad su mala forma y aspecto".
Proyecto de Ventura Rodríguez para la nueva fuente (1770)

En el alzado podemos apreciar el jarrón adosado al nuevo chaflán (obra de Miguel Jiménez) flanqueado por unos galápagos que acabaron dando nombre a la fuente.
Muy interesante es observar, en la planta del proyecto de Ventura Rodríguez, la situación de la antigua fuente y el agudo ángulo con el que terminaba el edificio, eliminado por el chaflán. Viendo el dibujo, no cabe duda de que, efectivamente, la fuente original era un estorbo para la circulación y carecía de gracia alguna.

Si comparamos el proyecto original con la fotografía de Alfonso Begué (1864), que reproducimos a la izquierda, apreciamos bien algunas diferencias, siendo las más notables la fecha grabada sobre la fuente (está claro que fue proyectada en 1770 y realizada en 1772) y el número de caños (uno el el dibujo de Ventura Rodríguez y cuatro en la fotografía). 
Suponemos que, como casi siempre ocurre, en el diseño prevaleció la belleza de la composición estética y en la realidad, la eficacia práctica de su uso.











Por cierto, Alfonso Begué, el autor de la foto, tenía su estudio en la calle de la Luna, 38.

Muchos años estuvo en pie la fuente, según el diseño original de Rodríguez, hasta que en 1900, con un tráfico creciente en una calle tan céntrica, volvió a resultar incómoda para los giros entre Hortaleza y Santa Brígida, eliminándose el jarrón de las tortugas y reduciendo la superficie semicircular del arca. Estas modificaciones resultaron en el aspecto que hoy presenta la fuente, al incorporarse los dos delfines actuales adosados al muro del chaflán. He aquí la causa de la confusión entre delfines y galápagos cuando unos y otros se refieren a la fuente. El hecho de que permanezca sobre ella la fecha de la construcción de la de los Galápagos, induce al error de pensar que fue en ese año cuando se instaló la que ahora vemos con dos delfines.

Durante las primeras décadas del siglo XX, estos nuevos delfines siguieron suministrando agua potable a los vecinos, como podemos comprobar, por ejemplo, en el documento gráfico que vemos aquí, fechado en 1930:































En esta otra fotografía, de 1946, vemos a dos chicos (probablemente alumnos de los Escolapios de San Antón) refrescándose en la fuente.
Y alguna reforma tuvo entre 1930 y 1946, ya que el murete semicircular del arca es más alto que en la imagen anterior y la pared de ladrillos en la que se apoyan los delfines ha sido cubierta por placas de piedra.
Hoy se han vuelto a dejar a la vista los ladrillos, eliminando en esa parte el paramento de placas de piedra, así como una chapa metálica rectangular que puede apreciarse en ambas fotografías (a la izquierda) y que podría ser la tapa de un registro.

También se observa que, en ese momento, solo manaba agua de uno de los dos caños


Sin embargo, las confusiones no terminan aquí. Y es que hubo otra fuente, muy próxima, que se llamó fuente de los Galápagos. Una fuente que, además, tenía delfines. Y los sigue teniendo, ya que sigue existiendo, aunque ahora está situada en el parque del Retiro.
Nos referimos a la fuente monumental, también llamada de Isabel II, inaugurada en 1832 en la Red de San Luis, justo donde empezaban las calles de Fuencarral y Hortaleza. 
Esta fuente, ubicada a unos pocos metros del lugar que, tras la construcción de la Gran Vía, ocuparía después el célebre templete de Antonio Palacios, recibía el agua del mismo viaje de la Castellana que, como ya hemos dicho, bajaba, soterrado, por toda la calle de Hortaleza.
Fue proyectada por el arquitecto Javier de Marietegui y Sol, arquitecto mayor de Madrid, y las esculturas son del granadino José Tomás. Por supuesto, también tuvo en sus orígenes, aparte de la ornamental, la función de abastecimiento de agua. Este uso se vio disminuido con la inauguración del Canal de Isabel II, y en la foto de 1870 (abajo) ya la vemos como mero elemento decorativo. En 1879, se trasladó a su actual emplazamiento, en la glorieta de Nicaragua del parque del Retiro, a pocos pasos del estanque grande y no muy lejos de la puerta de Alcalá.

La fuente de Isabel II, en la Red de San Luis (1870)























Queda claro, a la vista de todo ello, que delfines y galápagos han sido vecinos habituales (dos de los primeros aún lo son) de la calle de Hortaleza y que sus reiteradas idas y venidas son las causantes de esas confusiones que se producen al nombrar, recordar e identificar sus fuentes. 
Esperemos que este breve recorrido por su historia haya servido para ayudar a conocerlas un poco mejor.





La fuente de Isabel II, en su actual emplazamiento de la glorieta de Nicaragua del parque del Retiro

viernes, 7 de octubre de 2016

Hitchcock


Solo era cuestión de tiempo. Tarde o temprano, el mago del suspense tenía que darse una vuelta por la calle de Fuencarral.
Lo ha hecho, de la mano de Espacio Fundación Telefónica, con una interesante exposición en su sala de Fuencarral 3, donde le precedieron otros notables, como Julio Verne o Jim Campbell.
Bajo el título 'Más allá del suspense', se nos presenta un recorrido por una buena parte del trabajo cinematográfico de Alfred Hitchcock, en un interesante y cuidado montaje, en el que destaca el análisis de algunos aspectos técnicos de su obra, sin descuidar en absoluto la puesta en escena, con una estética muy especial que resalta la personalidad y los gustos personales del autor.



Todo ello, envuelto en un ambiente 'de cine', siempre dentro del universo particular de este gran director, probablemente el más reconocible de todos los tiempos.

Grabando en la instalación de 'Los pájaros'














La exposición (dicen que es la primera realizada en España sobre él) recoge aspectos muy diversos de su filmografía, desde la explicación de algunos de sus trucos visuales hasta fotogramas ampliados y minisecuencias de algunas de sus películas más recordadas, como 'Los pájaros', 'Vértigo', 'Psicosis' o 'La ventana indiscreta'.

Grace Kelly en 'La ventana indiscreta'









Vigilando la exposición



Pero todavía hay mucho más, empezando por los letreros que dan paso a las distintas salas, con su aspecto de carteleras luminosas de cines de mediados del siglo XX, y siguiendo con los vestidos que lucieron Grace Kelly y Kim Novak, así como algunos carteles originales.

El diseño de la exhibición es muy atractivo y bien integrado en la iconografía de Hitchcock, lo que hace más interesante el recorrido por las distintas salas, en las que siempre encontramos imágenes potentes que nos sumergen en la memoria que todos conservamos de sus películas.

Rodaje de 'Los pájaros'


Tengo la seguridad de que él hubiese disfrutado rodando en la calle de Fuencarral, tal vez rodando una escena en la que Kim Novak fingiese un ataque de vértigo en lo más alto de la Telefónica o una persecución con Cary Grant saltando por los tejados hasta descolgarse por la fachada interior del gran caserón del número 43 para despistar a sus perseguidores, escondiéndose entre los boxeadores que entrenaban en su famoso gimnasio o disfrazado de pianista en la tienda de Hazen.

'Marnie, la ladrona'






Tendremos que conformarnos con tenerle, de forma póstuma, entre nosotros, acompañado, eso sí, de una Grace Kelly cuya mirada ilumina la oscuridad protectora que envuelve a una exposición que ningún amante del cine debe perderse. Y, menos aún, estando en la calle más extraordinaria de Madrid.


Grace Kelly y Cary Grant en 'Atrapa a un ladrón'