La fachada original |
Yo he conocido en funcionamiento las de Bilbao/Bristol, Roxy A, Roxy B, Paz, Fuencarral, Proyecciones y las de los más modernos (1976) Minicines, de las que ya han desaparecido Bilbao/Bristol, Roxy (A y B), Fuencarral y Minicines.
Veremos lo que aguantan las demás.
Veremos lo que aguantan las demás.
Tal vez menos famoso que algunos de sus más elegantes vecinos, el Cinema Bilbao fue uno de los pioneros de la calle.
El edificio era (todavía lo es, en lo que queda) muy bonito aunque, sin duda, más apropiado para servir como teatro que como cine. Su autor fue José de Azpiroz, un destacado arquitecto de la llamada 'Generación del 25'. Azpiroz proyectó el local con un marcado estilo art déco que aún podemos apreciar, pese a las sucesivas modificaciones.
El edificio era (todavía lo es, en lo que queda) muy bonito aunque, sin duda, más apropiado para servir como teatro que como cine. Su autor fue José de Azpiroz, un destacado arquitecto de la llamada 'Generación del 25'. Azpiroz proyectó el local con un marcado estilo art déco que aún podemos apreciar, pese a las sucesivas modificaciones.
Según se cuenta, fue inaugurado en 1926, con la proyección de una película de Charlot, 'El peregrino', una película muda de tan solo 47 minutos, rodada por Chaplin tres años antes.
A finales del siglo pasado, el 27 de enero de 1993, para ser más exactos, se produjo un gravísimo accidente cuando la marquesina se desprendió y, en su caída, provocó la muerte de seis personas y un buen número de heridos. Al parecer, el peso del andamiaje de hierro situado sobre ella fue excesivo para la capacidad de resistencia de la vieja marquesina y, poco antes de las siete de la tarde, cayó sobre quienes esperaban ese fatídico miércoles ('día del espectador', además) para entrar en el cine a ver 'Sister Act', una película para todos los públicos, lo que provocó que entre las víctimas hubiera que lamentar la muerte de un niño.
El interior de la sala |
Un trágico suceso que ya dejaría marcado a un local que, como era más que evidente, no reunía las condiciones necesarias para seguir funcionando como cine, ya a las puertas del siglo XXI.
En cualquier caso, la empresa (Rayzábal) acometió importantes obras de mejora en el histórico edificio del número 118 de la calle de Fuencarral y volvió a abrirlo, transformado en dos salas, al año siguiente, ya con su nuevo nombre: Bristol (el antiguo seguiría trayendo demasiados malos recuerdos a los madrileños durante bastante tiempo).
El vestíbulo principal |
Hoy, ya camino de su centenario, es un buen momento para ver cómo era la obra de Azpiroz, con sus muy aprovechados espacios, con sus palcos laterales y sus elegantes anuncios y vitrinas del pequeño vestíbulo.
La pantalla también era, claro, de reducidas dimensiones, adaptada a las necesidades de una planta estrecha y excesivamente rectangular como para ofrecer una visión perfecta desde todos sus asientos.
Parte superior de la fachada en 2015 |
Genial artículo, llevaba tiempo intentando adivinar si eran gargolas o que...y ahora se se son búhos!
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